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El mirado de Guize y Ayose es uno de los espectaculares miradores que encontrará en su camino por el interior de Fuerteventura, en este caso cruzando el Parque Rural de Betancuria. Se encuentra a pie de carretera, y desde él podrá contemplar las dos vertientes en esta zona: al norte una panorámica increíble de la llanura norte de Fuerteventura y de las estribaciones desérticas de las montañas de Betancuria cayendo hacia el Océano Atlántico en un contraste de colores sin igual; hacia el sur, la cuenca interior del Río Palmas y las montañas de Betancuria en todo su esplendor, junto al pueblo en el fondo del valle.

Además de las vistas, aquí hallará unas imponentes esculturas de dos hombres: Guize y Ayose. Estos hombres fueron los antaño reyes de la isla de Erbania (nombre anterior de Fuerteventura) en la época en la que los colonos castellanos llegaron. Por aquel entonces, la isla se encontraba dividida en dos reinos: Jandía al sur, gobernada por Ayoze, y Maxorata al norte, gobernada por Guize. Se cree que un largo muro separaba ambos reinos, siendo este uno de sus posibles emplazamientos. Antes de la llegada de los castellanos, una sacerdotisa aborígen maha, Tibiabín, presagió una cruenta batalla si los reinos no recibían y se rendían a la llegada de los hombres de más allá del mar. A la llegada de Jean de Bethencourt, pese a las advertencias de Tibiabín, los mahos presentaron batalla durante dos años pero al final la isla fue tomada ante la rendición aborigen culmniada con el bautismo de los reyes majoreros. Estas estatuas rinden ahora homenaje a los dos últimos gobernantes aborígenes de la isla.

No desaproveches la oportunidad de regalarte la vista con una instantánea desértica que te cautivará, y de regalarte el conocimiento para saciar tu curiosidad y volver de Fuerteventura conociendo un poco mejor el pasado de este trozo del Sáhara lanzado en medio del Atlántico.

Mirador del Morro Velosa

Impresionantes vistas panorámicas con la huella de César Manrique

Betancuria

Betancuria, retrocede en el tiempo a la época de la conquista de las Islas Canarias, a un lugar que fue el corazón político y religioso de Fuerteventura durante siglos.