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Bienvenido a la Villa de Gustav Winter, donde reside una de las leyendas más curiosas, enrevesadas y a la vez impresionantes de todo Fuerteventura. Situada en lo alto de una ladera de la cordillera de Jandía, de forma hipnotizantemente solitaria y destacada frente a la Playa de Cofete, la Villa Winter se muestra reinando visualmente la inmensidad y soledad de esta playa y espacio majorero. 

La historia real

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La Villa Winter a los pies del Arco de Jandía

Construida según relatos sobre 1930 y según textos en 1947, esta villa fue la morada de Gustav Winter, un ingeniero alemán que se desplazó en 1912 a Gran Canaria a trabajar y que acabó enamorado de y afincado en Fuerteventura después. La isla, tremendamente pobre por entonces y hogar de apenas unos pocos miles de majoreros que pasaban penurias para subsistir en el desierto, veía cómo su territorio estéril apenas poseía valor, lo suficiente como para que las cabras pastorearan. La Península de Jandía era, de hecho, una zona deshabitada por sus durísimas condiciones, y del istmo de La Pared apenas cruzaban algunos pastores desde Pájara con sus cabras para comer lo poco que crecía. Así fue como llegó el acaudalado y extranjero señor Gustav Winter y compró la totalidad de la Península de Jandía (unos 200km2), o como, según relatan los propios lugareños, simplemente llegó y dijo “todo esto es mío”, y nadie se lo cuestionó siquiera. Más adelante la adquisición sería oficializada a los herederos del Marqués de Lanzarote y gestionada por la empresa Dehesa de Jandía, del propio Winter.

Gustav Winter se asentaría entonces en el entorno de Cofete, donde comenzaría a construir su casa con la ayuda de locales que, contratados por él, se desplazarían para establecerse en los inicios del actual Morro Jable, desde donde atenderían los proyectos de Winter. Winter mostró un enorme apego por la isla, capitaneando multitud de proyectos para mejorarla, como un intento de reforestación de toda la cordillera de Jandía con pinos, la instalación de electricidad y suministro de agua, o el desarrollo de agricultura y ganadería, llegando a producir notables cantidades de queso o tomate para exportar. Sin embargo, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, comenzarían ciertas actividades en la zona, y los rumores y la actual leyenda entorno al alemán comenzó a construirse.

La leyenda sobrevenida

La villa es un edificio singular construido de forma peculiar, siguiendo una arquitectura híbrida alemana y canaria, con una planta cuadrada y tejado, una enorme terraza con arcos, enormes paredes de piedra, y un gran torreón en una esquina. Pero también tiene un sótano y un búnker de diseño militar, además de estancias y túneles tapiados. Su ubicación, en medio de la más absoluta nada, como atalaya impoluta frente a la inmensidad del Atlántico, y con un acceso prácticamente imposible en su época, no hacen sino alimentar aún más las historias a su alrededor. 

Tras la muerte de Winter en Gran Canaria en 1971, los antiguos empleados siguieron residiendo en la villa, y comenzaron a compartir sus historias y vivencias, al igual que sus descendientes a indagar en la historia escrita. Resulta que Gustav Winter aparecía en las listas de nazis residentes en España y más buscados por los servicios estadounidenses, al igual que los empleados relataban visitantes de lo más extraños o embarcaciones forasteras en costa. Hay que añadir a esto que Gustav Winter ordenó la construcción de una pista para la llegada y salidas de aeronaves (aún visible por satélite cerca del Puertito de la Cruz). A partir de aquí, los mitos y leyendas divergen, y a falta de evidencia sustancial y contundente, las historias toman matices de lo más fantasiosos.

Hay teorías que indican el uso de la villa como punto de contacto para información y suministro del ejército nazi, con el uso del torreón como faro y de la playa como zona de abastecimiento. Otras incluso van más allá con la presencia de túneles volcánicos, cuevas subterráneas y submarinos nazis (muy difícil por el relieve y fondos oceánicos en la zona). También se habla del uso de la villa como zona de alojamiento de nazis huídos tras la derrota alemana, incluso de su uso como clínica de cirugía estética para el cambio físico de estos generales y su huída posterior a Latinoamérica. Todo esto con la connivencia del régimen franquista, simpatizante del nazi. La posterior inspección de la vivienda encontró restos de metralla, bombas, material quirúrgico… Incluso después de la caída del régimen nazi, Winter mantenía la colaboración con el régimen franquista, como el uso de los presos del Centro Penitenciario de Tefía para construir un camino de Cofete a La Pared.

Sea como fuere, la leyenda ha seguido creciendo y ahora la defiende su actual residente, Pedro Fumero, descendiente de los empleados y residentes majoreros de la villa, y que la comparte y explica a aquellos visitantes que quieres conocer más sobre el lugar.

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Vista frontal de la Villa Winter

Más allá del trasfondo nazi

Si se acerca a este lugar, no sólo podrá disfrutar del misterio y encanto de esta villa, sino de todo su espectacular entorno, con la Playa de Cofete como telón de fondo con su vasta extensión de arena dorada y el imponente macizo montañoso de Jandía al fondo. El paisaje alrededor de la villa es de una belleza salvaje y desolada que lo capturará igualmente. También se encuentra cerca el abandonado y cubierto por la arena cementerio de Cofete, lo que le añade otra capa más de intriga al paisaje circundante. La Villa de Gustav Winter en la Playa de Cofete es un lugar donde la historia, la leyenda y la realidad se entrelazan para crear un destino fascinante. Con su impresionante ubicación y su rica historia, la villa Winter y la playa de Cofete ofrecen una experiencia única en Fuerteventura, llena de curiosidades, belleza natural y un toque de misterio.

Mirador de Cofete

El mirador donde conseguir la foto más impactante de Fuerteventura

Playa de Cofete

La inmensidad del Atlántico y lo salvaje del agreste desierto hechos uno.