Tiscamanita es un pequeño pueblo agrícola en la zona central de Fuerteventura, en el municipio de Tuineje. A pesar de su pequeño tamaño, Tiscamanita es un importante centro agrícola de la isla, y su entorno natural es de gran belleza. El pueblo se haya encajonado por un lado a los pies de la Caldera de Gairía y por otro en las inmediateces del Macizo de Betancuria, donde los fértiles valles recogen el escasa agua de las lluvias y ofrecen ricas vegas plagadas de gavias y palmeras donde se practica la agricultura, como en el vecino núcleo de Agua de Bueyes.
El pueblo se caracteriza por sus casas blancas de estilo tradicional canario, sus calles estrechas y empedradas, y su ambiente tranquilo y relajado. En Tiscamanita, el tiempo parece haberse detenido, y es posible disfrutar de una auténtica experiencia rural en Fuerteventura.
Algunas de las principales atracciones turísticas de Tiscamanita son:
El Centro de Interpretación de los Molinos de Tiscamanita: Este centro ofrece información sobre la historia y la cultura de los molinos de viento en Fuerteventura, explicando su arquitectura, desempeño y funcionamiento moliendo el grano para producir el alimento base de la dieta canaria: el gofio. Cuenta con un bello molino restaurado visitable, muestras de gastronomía y muestra la típica casa canaria con sus muros de piedra encalados.
Si desea conocer más información del mismo, acceda aquí. Para una visita virtual, aquí.
La Iglesia de San Juan Bautista: Esta iglesia del siglo XVII es el principal edificio religioso del pueblo.
Tiscamanita es de los pocos pueblos que quedan típicos de Fuerteventura, para los viajeros que buscan un lugar tranquilo y auténtico para disfrutar de la belleza natural de Fuerteventura. Además, es conocido un bar en su entrada donde puedes tomar algún aperitivo o un tradicional bocata de pata asada y queso, o su famosa panadería con panes y dulces riquísimos que te recomendamos probar, ambos uno al lado del otro, en la principal vía.
Historia de Tiscamanita:
La historia de Tiscamanita se remonta a la época aborigen, cuando la isla estaba habitada por los majos. En aquella época, el pueblo se llamaba "Tiscamanitat", que significa "lugar de las piedras". Los majos se dedicaban a la agricultura y la ganadería, y construyeron una serie de molinos de viento para moler el grano.
Tras la conquista de Fuerteventura por los españoles en el siglo XV, Tiscamanita se convirtió en un importante centro agrícola. El pueblo se benefició del comercio de la cochinilla, un insecto que se utilizaba para la producción de tintes. En el siglo XIX, Tiscamanita contaba con una población de más de 2.000 habitantes. En el siglo XX la población de Tiscamanita comenzó a disminuir. El declive del comercio de la cochinilla, así como la emigración a las ciudades, provocaron la pérdida de población. Hoy en día, Tiscamanita tiene una población de unos 500 habitantes.
A pesar de su pequeño tamaño, Tiscamanita conserva un importante patrimonio histórico y cultural. Tiscamanita es un pueblo tranquilo y auténtico, que ofrece a los visitantes un viaje al pasado de Fuerteventura.